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Aniversario de San Antonio María Claret

domingo, 24 de octubre de 2010

Este 24 de Octubre se celebra un Aniversario más de San Antonio María Claret; por lo el Colegio Claretiano de Trujillo tambien celebra sus fiestas de Aniversario todo el mes de Octubre; desde aca nuestra Promoción saluda y felicita a nuestro colegio.

Antonio Claret y Clará nació en Sallent (Barcelona, España) el 23 de diciembre de 1807. Por la escasa salud de su madre lo cuidó una nodriza en Olot. Que se derrumbara la casa de la nodriza y todos murieran cuando Antonio no estaba, se consideró una señal de la providencia sobre Antonio. A los cinco años le impresionaba el "siempre, siempre, siempre": "La idea de la eternidad quedó en mí tan grabada, que es lo que tengo más presente. Es lo que más me ha hecho y me hace trabajar aún, y me hará trabajar mientras viva, en la conversión de los pecadores" La guerra contra Napoleón embargaba el ambiente. Dos amores destacaban en el pequeño Claret: la Eucaristía y la Virgen. Asistía con atención a misa; dejaba el juego para visitar a Jesús en la iglesia; rezaba cada día el rosario y sentía debilidad por los libros. Los devoraba. Pocas cosas contribuyeron tanto a su santificación como sus lecturas. Antonio tenía la ilusión de ser sacerdote y apóstol.

El día 4 de octubre tuvo un ataque de apoplejía. El día 8 recibió los últimos sacramentos e hizo la profesión religiosa como Hijo del Corazón de María. El día 24 de octubre con todos los religiosos arrodillados alrededor de su lecho, entre oraciones Antonio María Claret entregó su espíritu. Tenía 62 años. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio monacal con la inscripción de Gregorio VII: "Amé la justicia y odié la iniquidad, por eso muero en el destierro".

GLORIFICADO:
Sus restos fueron trasladados a Vic, donde se veneran. El 7 de mayo de 1950 el Papa Pío XII lo proclamó SANTO. "San Antonio María Claret, dijo el Papa, fue un alma grande, nacida como para ensamblar contrastes: pudo ser humilde de origen y glorioso a los ojos del mundo. Pequeño de cuerpo, pero de espíritu gigante. De apariencia modesta, pero capacísimo de imponer respeto incluso a los grandes de la tierra. Fuerte de carácter, pero con la suave dulzura de quien conoce el freno de la austeridad y de la penitencia. Siempre en la presencia de Dios, aún en medio de su prodigiosa actividad exterior. Calumniado y admirado, festejado y perseguido. Y, entre tantas maravillas, como una luz suave que todo lo ilumina, brilla su devoción a la Madre de Dios".



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